A esta explicación de la naturaleza esencial del amor Spinoza añade una observación sobre el mismo que también parece acertada: «El que ama se esfuerza necesariamente por tener presente y conservar la cosa que ama» (Ética, parte III, proposición XIII, escolio). Las cosas que una persona ama son manifiesta y necesariamente preciosas para ella. Su vida, realización y continuo disfrute de su autenticidad personal dependen de ellas. Por tanto, es natural que se esfuerce en protegerlas y en asegurarse de que están a su alance.