Para escribir este libro he tenido varias razones. Una de ellas es mostrar las debilidades de una corriente muy generalizada en el mundo y en especial en nuestro medio educativo, y de la cual diverjo categóricamente. Hay una gran epidemia de ‘psicologismo’ dando fundamento al conocimiento. Esto se resalta cuando se avala todo el conocimiento en la ‘experiencia’ y con su lenguaje correspondiente, es decir, se toman las experiencias particulares (ciertas o no) y el lenguaje jabonoso de la subjetividad para explicar, comprobar, contrastar leyes universales y objetivas. Y se olvida con igual ímpetu que el paso de lo subjetivo a lo objetivo no es tan expedito. Lo es más el paso de retorno. La experiencia de A no necesariamente ha de tener el rango, significación y sentido que la experiencia de B. A puede haber experimentado X, ¿ pero qué razones llevan a que B tenga la experiencia X ? Salvo si las líneas causales prodigadas por la teoría le modelizan la posible experiencia.