Por Álvaro Lobo

“—Entre los papeles encontré una obra de Shakespeare, un texto entero, completo. Se titula Vortigern —¿No es el nombre de un rey?— Es un monarca de la antigua Britania. Mary, ¿no se ha dado cuenta de lo que le estoy diciendo? Se trata de una obra desconocida de Shakespeare, de la primera en dos siglos. Es un gran acontecimiento, algo trascendental”.
De esta forma William Ireland revela a Mary Lamb su fabuloso hallazgo. Ha encontrado,  doscientos años después de su muerte, una obra de Shakespeare.  El joven Ireland es hijo de un conocido librero de Londres. Es un conocedor de la obra del dramaturgo inglés y tiene un evidente deseo de que su padre reconozca en él a un hombre de talento literario. Por su parte, Mary es hermana del poeta Charles Lamb. Ambos  adquirieron notoriedad por sus delicadas adaptaciones de las comedias y tragedias de Shakespeare para el público infantil a principios  del Siglo XIX.
La historia de estos personajes, unidos por su amor  a la obra del bardo inglés, la cuenta con maestría literaria Peter Ackroyd en su novela Los Lamb de Londres.

Ackroyd nos conduce por las calles, los laberintos y los lugares emblemáticos de Londres, dibujando  un paisaje con rasgos del mundo creado por Dickens  y consigue tejer una historia de secreto e intriga.
El “descubrimiento” que hace Ireland de un manuscritos de Shakespeare —en un período   en que existe un resurgimiento de la  devoción a su obra y el ferviente deseo de encontrar huellas materiales y manuscritos del poeta que promuevan su culto— genera  en la ciudad  entusiasmo y una enorme expectativa por conocer el origen de tales tesoros. El autor crea  una atmósfera de misterio alrededor  de los originales hallados y de los singulares eventos que conducirán a la resolución del drama, incluyendo desde luego  los trágicos sucesos que envolverán a los protagonistas.
El escritor Thomas de Quency, el célebre autor de El crimen como una de las bellas artes,  el erudito Edmon Malone, especialista en la obra de Shakespeare y editor de algunas de sus obras y otros escritores ingleses pueblan de  forma natural el entorno de la novela.

En realidad, los sucesos narrados corresponden a hechos rigurosamente ciertos, en especial la extraordinaria historia de William Ireland, considerado por muchos críticos como el “escritor” de obras de Shakespeare más original de la historia.

Esta es una novela entretenida, de carácter histórico y ofrece la oportunidad de ingresar a una época lejana de forma divertida, no exenta, por supuesto,  de momentos de gran dramatismo. Quizá su título sea equivoco.

La novela fue editada por la Editorial Edhasa en su colección Narrativa Histórica, 252 páginas.