Algunos creen que uno de los problemas de Ulises como novela es que no se deja leer rápidamente como quieren hacerlo. Pero también es un libro que requiere no sólo una cultura general de la amplitud de la que el mismo Joyce poseía o, cuando menos, una guía de lectura, sino una voluntad indoblegable de parte del lector para aceptar un mundo literario desacostumbrado.